Van en serio con los CECI
- Francisco García Nieto

- 15 dic
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 7 días
Este fin de semana, el IMSS y el Gobierno de México hicieron pública la inauguración del primer Centro de Educación y Cuidado Infantil (CECI), marcando un punto de inflexión en la política pública de atención a la primera infancia. El mensaje es claro: el cuidado infantil deja de ser un programa accesorio y comienza a integrarse a una visión más amplia de bienestar social, cobertura universal y reorganización del Sistema Nacional de Cuidados. No se trata de una guardería más, sino de un modelo que busca estandarizar, ampliar cobertura y alinear la educación inicial con los objetivos del desarrollo nacional hacia 2030.
La tensión que nadie quiere nombrar
Este movimiento abre una pregunta incómoda, pero necesaria: ¿qué papel jugarán las guarderías subrogadas privadas en este nuevo escenario? La discusión ya no es solo entre empresas, sino entre modelos. Por un lado, un esquema público que avanza hacia mayor control, estandarización y financiamiento estatal; por otro, un sistema de subrogación que históricamente ha operado con contratos largos, baja competencia y criterios que hoy están siendo revisados. La pregunta no es si el cambio llegará, sino a quién encontrará preparado cuando llegue.
La pregunta estratégica (sin respuesta)
En este contexto, vale la pena detenerse y reflexionar: ¿es conveniente renovar bajo las mismas reglas?, ¿qué tan competitivas son hoy las guarderías frente al modelo CECI?, ¿cómo impactan la demografía, la cobertura y las nuevas prioridades gubernamentales en las decisiones de inversión hacia 2026–2030? No se trata de alarmar, sino de anticipar. En los próximos meses, la diferencia entre adaptarse o quedar rezagado no estará en cumplir lineamientos, sino en entender hacia dónde se mueve el sistema.

Anticiparse nunca ha sido un acto de miedo, sino de inteligencia estratégica.







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